Seleccionados cuidadosamente de las mejores producciones europeas y
luego envueltos manualmente por expertos. Una vez cosechados, perecen
fácilmente si no se consumen rápido. Es por esta razón que se elige
secarlos para asegurar su sabor, aroma y color.
Basta con hidratarlos en agua y luego escurrirlos, para poder
disfrutarlos en un risotto, una salsa, como guarnición para asar o como
relleno para una tarta.
Secreto del productor: durante la cocción no dejar que el agua llegue a
una temperatura de hervor así no pierden su consistencia ni sabor.
*Las imágenes son ilustrativas.